El sonido de la Luna

jueves, 22 de abril de 2010

de mafias y curas

Para la conferencia episcopal española, muchos bautizados descuidamos y olvidamos nuestra formación cristiana, y las razones que sustentan es “la ruptura de la cadena en la transmisión de la fe en el seno de la familia”. Pero, ¿qué pasa con la pérdida de credibilidad que está viviendo la Iglesia católica por sí misma? Yo personalmente viví en un núcleo familiar muy católico, mi madre siempre que podía me llevaba a misa, a soplarme aburridísimos discursos repetitivos. Un tiempo viví en Los Ángeles, donde tocaba guitarra en la iglesia, es decir, mi familia nunca tuvo que ver en mi radical cambio de opinión. Hoy por hoy, no solo me considero ateo, simplemente detesto a la iglesia católica. Visitar el Vaticano ayudo mucho, ver el lujoso estilo de vida del Papa y sus secuaces, el darme cuenta que durante años me taparon los ojos para no ver el enorme daño que la iglesia le ha hecho a esta sociedad, como a punta de impartir miedo entre sus fieles seguidores controlan absolutamente todo, desde la política de estado hasta el manejo de las riquezas en el mundo. Y no olvidemos el tema de moda; la PEDERÁSTIA. Curas violadores, que esconden sus asquerosas garras y sus represiones sexuales en un manto de impunidad, para luego conchudamente llamar asesinos a los que están a favor del aborto, por ejemplo. Me prometí nunca más en mi vida adorar imágenes bañadas con el oro de la mentira católica, y odiar con todo mi corazón a quien predique con la cruz en la mano, del cielo y el infierno, del pecado y la pobreza. NUNCA MAS MENTIRAS, la riqueza espiritual y el estar ahí para los que más lo necesitan, es un bien accesible a todo tipo de credo y pensamiento.

Prepotencia municipal

Después de un perfecto sábado por la tarde jugando con mi hijo en el María Reiche de Miraflores, y de disfrutar de un espectáculo de teatro y danza, fui testigo de un hecho singular y alarmante. La verdad que después de todo lo que había sucedido con los músicos y skaters semanas atrás, fui con una predisposición especial en observar a los municipales. Ya de por si verlos caminar con perros nada simpáticos por un parque en un día familiar me pareció exagerado, pero lo que realmente me indignó fue que a punta de gritos e improperios de todo calibre echaban del parque a cualquier heladero o vendedor de dulces que estuviese detenido en el. ¿No se supone que los heladeros de por sí ya tienen permiso para estar en parques? ¿En qué clase de dictadura municipal fascista se está convirtiendo Miraflores? Creo entender que las áreas comunes, las calles, los parques y las playas son de todos los ciudadanos, y no pertenecen a la chacra de un alcalde con aires de hacendado matón. Hasta cuándo vamos a permitir tal abuso. A ver si los miraflorinos pueden de una vez sacar a este personaje del municipio.